¿CUÁLES SON LAS CRISIS POR LAS QUE HA PASADO MÉXICO? 4.- LA CRISIS DE 1982. JOSE LOPEZ PORTILLO – MIGUEL DE LA MADRID.

En el primer año de gobierno, 1977, el manejo de las finanzas gubernamentales se mantuvo dentro de las formas ortodoxas y la inflación bajó ligeramente a niveles del 20%, la confianza recuperada evitó la fuga de capitales y las exportaciones crecieron 27.2% obteniéndose una balanza comercial positiva y una disminución del 50% en el déficit de la cuenta corriente.

El tipo de cambio se ubicó al final de 1977 en 22.74 pesos por dólar. Todo lo anterior de acuerdo a los lineamientos fijados por el FMI para el otorgamiento de los cuantiosos créditos que se requerían para el pago del capital y los intereses de la enorme deuda externa heredada.

En 1974, resultaba de muy especial trascendencia para México, por primera vez y después de 53 años, se lograba superar la marca de producción petrolera que habían dejado las empresas extranjeras en 1921, que había sido de 193.4 millones de barriles anuales, llegando al nivel de 209.85 millones de barriles anuales.

Como era de esperarse, ante el auge petrolero el nuevo Gobierno optó por continuar la política económica expansionista y así vimos crecer las exportaciones petroleras que eran de 556.97 MDls. en 1976, a casi el doble en 1977 con 1,029.4 MDls., mientras que las importaciones de petrolíferos apenas fueron de 126-.53 MDls. De allí en adelante el crecimiento de las exportaciones sería impresionante, llegando en 1982 a 16,447 MDls, contra 140.48 MDls. de importaciones de petrolíferos. De igual manera, ante la oferta masiva de crédito, el Gobierno continuó el endeudamiento sin control, ni medida, llegando a triplicar la deuda que al inicio del período ya era exorbitante, pasando de 19,600 MDls en 1976 a 58,874 MDls en 1982, de acuerdo con cifras oficiales. Si en 1976 ya representaba el 28.59% del PIB, para 1982 llegó al 91.57% del PIB. El desorden en el gasto público fue monumental y como nos prestaban en especie, nos llegaban equipos, materiales y maquinaria que se amontonaban y se echaban a perder en los muelles de nuestros puertos.

No todo había quedado allí, la fiebre estatizante de López Portillo lo había llevado a comprar una gran cantidad de empresas quebradas, que ahora sumadas a las 272 que le entregó Echeverría, daban la increíble cantidad de ¡1155 empresas estatales y paraestatales!

Los Efectos:

¿Qué pensaba en 1981 un pequeño empresario, un ciudadano común como tantos, de aquel desordenado crecimiento económico?

Al final de las cuentas eran los más. Las pequeñas industrias definitivamente eran, y han sido, las mayores generadoras de mano de obra formal, pero a la vez las que menos información reciben.

Sí había mucho trabajo, pues el «boom» petrolero había detonado el crecimiento económico, pero para entonces surgían muchas complicaciones a las que no estábamos acostumbrados. Una de ellas era la inflación de dos dígitos que hacía imposible hacer planes a futuro.

Después de 1981 las pequeñas empresas prefirieron no volver a contratar ningún trabajo con el Gobierno, pues el riesgo que se corría era muy alto. Para entonces dichos trabajos que se otorgaban por concurso incluían las famosas cláusulas de ajuste de precios, pero no funcionaban adecuadamente y por lo tanto actualizar precios era una verdadera odisea.

Pero sobre todo el ambiente que se vivía era de terrible desconcierto y temor por lo que podría suceder. Ante la falta de información, las expectativas futuras eran en verdad impredecibles.

Finalmente, las malas noticias comenzaron a llegar en 1981:

  • La sobreoferta de petróleo a nivel internacional propició que los precios comenzaron a bajar. El precio de la mezcla mexicana que en enero de 1981 era de 36.31 Dls por barril, para finales de año había llegado a niveles de 31.0 Dls. por barril. Esta situación propició una crisis en la dirección de PEMEX, pues el Ing. Díaz Serrano de manera unilateral y sin consulta previa, redujo el precio del barril en 4.00 Dls. Esta decisión al final le costó el puesto, pero era evidente que el había realizado el ajuste correcto, de acuerdo con los precios vigentes, a la baja, en el mercado internacional. Esta situación disminuía los ingresos petroleros, tanto por la reducción en el precio, como por la falta de demanda en el mercado
  • La tasa Libor, que servía de base para determinar los intereses de los excesivos préstamos contratados hasta esa fecha, se fue moviendo paulatinamente desde un nivel del 7.6% a fines de 1977, hasta los niveles del 19 al 20 % observados en 1981. Esta situación se reflejaba drásticamente en el monto de los pagos por concepto del servicio de la deuda externa contratada en el período y de la que fue heredada del sexenio anterior.
  • La percepción a nivel internacional de que la evolución del déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos, aunado a los dos factores descritos arriba y al crecimiento desorbitado de la deuda, hacían insostenible continuar financiando el desequilibrio con nuevos préstamos.
  • Los sectores privilegiados de la política y la economía nacional al observar lo anterior, iniciaron la fuga de capitales ante la inminencia de una nueva crisis económica y la devaluación de la moneda. La cuenta de errores y omisiones de la balanza de pagos de 1981, refleja una fuga de 8,373 millones de dólares en el período.

Pero eso no fue todo, varios acontecimientos ensombrecieron aún más el período de MMH:

  • El 19 de septiembre de 1985, un terrible sismo sacudió la capital de la República, derrumbando cientos de edificios y matando a miles de personas. Era lo único que faltaba para terminar de desmoralizar a nuestro primer mandatario, pues al contrario de lo que el pueblo habría esperado, Miguel de la Madrid se mantuvo ausente de los sitios afectados.
  • En 1986 los precios del petróleo bajaron de manera importante ubicándose en un precio promedio de 11.86 dls./barril. Esta situación con precios por abajo de los 20 dls./barril afectó el valor de las exportaciones y se prolongó durante muchos años.
  • Su gobierno dio las facilidades para crear una especie de «banca paralela», pues dejó que la iniciativa privada conservara y administrara las Casas de Bolsa y la gente mostró más confianza para invertir su dinero con ellos.
  • El famoso “boom” de la Bolsa de Valores en 1987, que llevó a miles de pequeños ahorradores a invertir su dinero en acciones de bolsa, los condujo a perder gran parte de sus capitales al darse un ajuste sorpresivo en octubre de ese mismo año. Nadie, ni el gobierno, ni las propias Casas de Bolsa advirtieron a los inexpertos inversionistas del grave riesgo que corrían.
  • La caída inesperada de la bolsa de valores aceleró la demanda de dólares en el mercado cambiario y el Banco de México hubo de retirarse del mercado cambiario en el mes de noviembre, provocando así una nueva devaluación del orden del 32%.
  • Así penosamente fue llegando al final, el gris sexenio de Miguel de la Madrid y salvo el hecho de haber iniciado la venta de empresas paraestatales que significaban un terrible lastre y la necesidad de afrontar la apertura comercial, impulsando poco a poco las exportaciones y permitiendo las importaciones de productos, así como la entrada de México al sistema GATT, muy poco fue lo que dejó este triste sexenio.
  • Para colmar los fracasos, las elecciones para nuevo presidente de la República fueron corruptas y fraudulentas. Por primera vez en la historia del PRI, se puso en duda seriamente que su candidato Carlos Salinas de Gortari hubiera ganado la cantidad de votos necesarios para demostrar su mayoría. El sistema de cómputo, bajo la responsabilidad de Manuel Barttlet, secretario de Gobernación, sorpresivamente dejó de funcionar, mientras se hacían los acomodos necesarios para favorecer a Salinas.
  • Las caídas del PIB absoluto y el PIB per cápita fueron muy considerables. El crecimiento de la economía nacional en todo el sexenio fue de solamente ¡1.89%! y se dieron dos fuertes caídas, en 1983 de -3.49% y en 1986 de -3.08%. El PIB per cápita que había caído a 2,131 dls. en 1982, volvió a caer hasta 2,067 dls. en 1987.

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