Este tipo de crisis por la que estamos pasado no son eternas y siempre hay “un día después”, México ha pasado por varias crisis internas y externas, como la ocurrida en 1932, 1954, 1976, 1982, 1994, 2008, 2012 y a la fecha.
Con este panorama, ¿por qué habría que ser optimistas?
Esto que nos para, traerá consigo un profundo cambio en el ánimo social y costumbres que ni siquiera imaginamos, fuera de cualquier política federal o estatal. Los mexicanos somos muy unidos cuando la situación en urgente, podemos ser envidiosos o tramposos, pero cuando nuestra comunidad (amigos, familias; vecinos, empresas, empleados, etc) se ve amenazado, hacemos que lo imposible sea posible.
Muchos partidos han pasado y sí es verdad … “han robado a manos llenas” … Pero cuando el hombre vive un evento que lo puede llevar a perder la vida; sus valores, sus hábitos, sus perspectivas de la vida y hábitos cambian radicalmente.
En el terremoto de 1985 y sus secuelas, hizo que las coordenadas políticas y económicas del país cambiaran radicalmente entonces, se resquebrajo el sistema político que cambio la historia del país que a la larga propició apertura y democracia. Quizás no nos llevó a buenos puertos, pero hubo apertura económica y una política distinta.
Muchos nos vamos a sumar a los esfuerzos colectivos para salir juntos y los distingos ideológicos quedarán en segundo plano. Saldremos bien librados, porque en otros momentos hemos desarrollado nuestra creatividad como mexicanos y aún saqueado económicamente sexenio tras sexenio, hemos salido a delante con recursos propios el grueso de los mexicanos.
Ser optimista en tiempos oscuros no es fácil, pero es una necesidad que tenemos que desarrollar como sociedad para salir rápido de la tormenta.
By Marcela Sandoval 14/abril/2020