Echeverría descalificó la política económica que había prevalecido durante los 12 años anteriores, aduciendo un inequitativo reparto de la riqueza, que él denominó “excesiva concentración del ingreso” y que por lo tanto, enarbolando la supuesta bandera de la «justicia social» iba a reivindicar a los trabajadores. Lo único que propició fue un gobierno populista y demagógico, con un terrible despilfarro en el gasto público y el inicio de la carrera ascendente del endeudamiento y la inflación. El modelo económico que se proponía llevar a efecto en su sexenio llevó el nombre de Desarrollo Compartido y el lema que se fijó desde el inicio de su campaña electoral fue: Arriba y Adelante.
La inflación fue desbocándose año tras año y para 1973 ya estaba fuera de control al llegar a 21.37%, estableciéndose así en niveles de dos dígitos no vistos desde el año de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial. Si alguien nos hubiera dicho, que a partir de ese momento tendríamos que esperar ¡20 años! para volver a ver inflaciones de un dígito, nunca lo habríamos creído, pero aún menos imaginar que en los años 80 llegaríamos a ver inflaciones de tres dígitos. Aquello era ya el principio del fin.
La bomba de tiempo había quedado finalmente preparada y para mediados del año de 1976 el diferencial de inflaciones entre México y los Estados Unidos era muy considerable y por lo tanto nuestro peso estaba sobrevaluado por arriba de un 35%. El resultado era previsible y por lo mismo en los tres primeros trimestres de 1976, se calcula una fuga de capitales de 1800 millones de dólares, medida de acuerdo con el renglón de Errores y Omisiones de la Balanza de Pagos.
La devaluación era inminente y para el 31 de agosto de 1976 el Banco de México se retiró del mercado de cambios y nuestra moneda quedó en flotación, determinando su valor por la oferta y la demanda. En el primer día el tipo de cambió pasó de 12.50 a 20.60 pesos por dólar 64.8% de devaluación en un solo día.
Las grandes consecuencias de esta crisis podrían resumirse en lo siguiente:
El grave endeudamiento público que casi quintuplicó la Deuda Externa en dólares y magnificó la Deuda Interna, vía encaje legal y el aumento de circulante sin respaldo.
La espiral inflacionaria sin control que heredó a la siguiente administración y que sería a futuro la causante de la pérdida del poder adquisitivo en el salario.
Una devaluación del 60% del peso mexicano, después de más de 20 años de estabilidad.
Una política económica expansionista e intervencionista de tinte socialista, que enfrentó a los empresarios con el Gobierno y a la vez con sus trabajadores.
Una enorme fuga de capitales, causada por la desconfianza y ante la inminencia de la devaluación que se percibía del diferencial de inflaciones entre México y Estados Unidos, que llegaba a mediados de 1976 a más del 35%
Una ola de rumores, que se propagó ante la falta de información fidedigna de los medios de comunicación sin libertad de expresión, y por el largo período en que conviven dos presidentes, el constitucional y el electo.
By Marcela Sandoval